Torre de Gibalbín

Descripción

El castillo se levantó en el siglo XV reaprovechando materiales romanos, aunque existen indicios de población prehistórica, así como tartésica e ibero-turdetana. Para Martínez Ruiz, en árabe el topónimo Gibalbín o Gibralbir debería descomponerse en Gibral, que puede significar monte, y en Bir, que puede significar pozo (“montaña del pozo o del agua”). Sin embargo, para Bartolomé Gutiérrez “Sierra de Gibelvir suena monte grande”. Al menos desde época andalusí, el valor estratégico que la Sierra de Gibalbín jugó dentro del sistema defensivo de la zona queda atestiguado. El castillo actual sería de factura almohade, siendo su cerca de tapial. En planta forma un cuadrilátero en el que sus lados cortos miden 20 y 24 metros y sus lados largos, 30 y 34 metros. La puerta de acceso estaba situada en el lado sur, el más corto, dado que ahí el desnivel del terreno es más pronunciado, lo que ayudaría a la defensa de la entrada. La torre está hecha a base de sillares y elementos reutilizados procedentes de época romana, algunos de los sillares presentan hendiduras y tallas, procedentes de quicios, canales… Se produce una improvisada mezcla de sillares, mampuestos, ladrillos y tapial, lo que muestra una urgencia en la reconstrucción.  El interior habría contado con una bóveda de ladrillo, de la que aún se observa algún arranque, así como el encintado de ladrillo entre los sillares y mampuestos de piedra. El sitio se encuentra abandonado y en mal estado. La torre presenta una grieta vertical que amenaza su ruina. En sus inmediaciones se han emplazado diversas torres de telecomunicaciones.

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Datos Históricos

La Sierra de Gibalbín jugó un papel destacado durante la década de 1274-1284, cuando los meriníes realizaron múltiples correrías por la comarca jerezana. Durante el asalto de Jerez de la Frontera, “Abu Ah llegó hasta la Sierra de Gibalbín en donde acampó hasta la tarde” (Manzano Rodríguez, 1992). Desde esta sierra se realizaron expediciones por toda la zona, llegando incluso hasta las inmediaciones de Carmona. La repoblación cristiana a finales del siglo XIII en todo el término jerezano fracasó por las dificultades que sufrieron los pobladores durante las incursiones meriníes, cuyas razzias provocaron el abandono del lugar. Esta situación estratégica tuvo que mantenerse, durante los años difíciles en que esta zona fue frontera nazarí.

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